El próximo fin de semana, la edición de 2023 del Tour de Francia partirá de Bilbao, y la carrera recorrerá Euskal Herria a lo largo de sus tres primeras etapas. El recorrido comenzará en Bilbao y pasará, entre otras localidades, por las ciudades de Vitoria-Gasteiz, Donostia y Baiona. De esta forma, se prevé que el evento tenga un fuerte impacto social y económico a lo largo del territorio. Ante ello, y teniendo en cuenta los procesos de turistificación que actualmente padecemos en Donostia y Euskal Herria, la Plataforma Bizilagunekin quiere compartir las siguientes reflexiones acerca del «Grand Depart» del Tour.
La promoción, organización, logística e infraestructura de la carrera se financiarán con dinero público, en concreto, un gasto de más de 14 millones de euros que saldrá de las arcas públicas. A este gasto público, hay que añadir el impacto que tendrá en la vida cotidiana de la ciudadanía: calles y carreteras cortadas, incidencias en los servicios, reducción del transporte y la movilidad, etc. Por si fuera poco, mientras la inversión pública y los daños recaen en la ciudadanía, el beneficio económico del evento lo recibirá mayormente la industria turística. Las ganancias acabarán en los bolsillos de cuatro que controlan el sector turístico, que tal y como lo conocemos es uno de los sectores económicos que menos redistribuye la riqueza.
La vinculación de Euskal Herria con el ciclismo es evidente, es un deporte que se vive con mucha pasión y que cuenta con una numerosa afición. Sabiéndolo, con tal de promocionar el negocio turístico del Grand Depart del Tour se ha utilizado dicho apego al ciclismo y a sus valores. Estos días nuestro territorio, nuestra cultura y nuestra identidad están en venta para aumentar los beneficios económicos de la industria turística.
En esa mercantilización de la cultura y el patrimonio local, la cuestión del euskera es significativa. A pesar de que la ciudadanía tiene dificultades para vivir en euskera en la mayoría de los ámbitos de la vida, y dicha lengua se queda en un segundo plano tanto en el ámbito socioeconómico como en el público, cuando usarla puede ser beneficiosa para la promoción turística, se realizan ejercicios de folklorización y fetichización a través de estrategias de marketing, como el lema «ongi eTOURri».
En definitiva, la operación Grand Depart Pays Basque poco tiene que ver con los valores del ciclismo, con la identidad vasca, con el apoyo a los agentes del ciclismo de base, con la organización de carreras pueblo a pueblo… y mucho con el aumento de precios de las habitaciones de hotel en Bilbao, las 1.659 viviendas de alquiler turístico en funcionamiento durante todo el año en Donostia, y al fomento del negocio de quienes se están enriqueciendo a través de una actividad turística que crece desmesuradamente de cara a los próximos años. Nos presentan como algo en beneficio de todo el mundo, esta actividad que redistribuye la riqueza muy poco en la sociedad.
Por todo ello, la Plataforma Bizilagunekin de donostiarras por el decrecimiento turístico pide:
- En el marco de un proceso de decrecimiento turístico para llevar la actividad turística a dimensiones y condiciones sostenibles, eliminar todo presupuesto público destinado a la promoción turística, y en su lugar, destinarlo a reparar los daños sociales, económicos y ecológicos de la turistificación.
- Suspender los grandes eventos de promoción turística disfrazados de eventos deportivos. Tomar decisiones poniendo en el centro las necesidades de los vascos y vascas, destinar los presupuestos públicos a la promoción de iniciativas, actividades, competiciones y eventos deportivos de base, y no en función de los negocios turísticos en manos de unos pocos.
- Dejar de utilizar el espacio público en beneficio de los intereses privados, y dar facilidades para su uso en iniciativas que populares colectivas de índole deportivo, cultural y social.