Tenemos la oportunidad de solucionar el problema de los pisos turísticos

  • Según la Resolución del Tribunal Supremo del 21 de enero sobre la Ordenanza de Vivienda Turística, queda definitivamente suspendida la normativa aprobada en 2018.
  • Esta decisión obedece a una sucesión de errores y comportamientos equivocados del Ayuntamiento de Donostia.
  • Sin embargo, queremos destacar que la resolución abre una puerta para dar solución al problema que tenemos en Donostia con los pisos turísticos.

Para entender de dónde viene esta última resolución, conviene recordar algunos hechos desde 2017. En pocos meses el número de pisos turísticos que se ofrecían en la ciudad se disparó. El tema era fuente evidente de preocupación en la ciudad, como otras consecuencias de la turistificación en general. Durante la primavera y el verano el debate social fue muy vivo en Donostia: entre amigos y familias, en las secciones de opinión de los periódicos, en las manifestaciones y movilizaciones de la calle…

Mientras tanto, en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) sólo se permitía el alquiler turístico en las primeras plantas de los edificios de viviendas. Pero, al mismo tiempo, cientos de viviendas turísticas estaban siendo registradas en el registro que puso en marcha el Gobierno Vasco. Así, las instituciones públicas tenían identificados muchos de los pisos que desarrollaban una actividad económica fuera de la legalidad.

Ante ello, la primera respuesta del Ayuntamiento fue negar el problema; como hacen con todas las consecuencias que genera la actividad turística en la ciudad. Pero cambiaron de actitud por la preocupación y la protesta ciudadana: en pleno verano, se tramitó de forma unilateral y sin debate la ordenanza municipal reguladora de los alquileres turísticos el mismo mes de agosto de 2017. Se aprobó definitivamente en marzo de 2018. Sin embargo, a partir de ahí hubo meses en los que no se penalizaron los pisos ilegales y se ofrecieron a los dueños todas las facilidades para entrar en la nueva normativa. Al fin y al cabo la ordenanza que acaba de derogarse ha sido un instrumento para legalizar los pisos turísticos ilegales.

El proceso de creación de la ordenanza y la falta de acierto jurídico que ha puesto de manifiesto la última sentencia no han sido las únicas carencias asociadas a este instrumento. Nos han querido vender la ordenanza como progresista. Han querido subrayar la zonificación de la ciudad como principal virtud de la normativa. En nuestra opinión, es una medida tomada en la dirección equivocada, que no debe repetirse. Por un lado, porque entendemos eso que llaman descentralización como un instrumento para la ampliación del problema. El mayor número de hoteles y pisos turísticos se localizan en las zonas de la ciudad que generan mayor atracción turística (Parte Vieja, playas, Centro). Facilitar los alquileres turísticos en otros barrios y zonas supone aumentar y ampliar el problema y no resta presión turística a los barrios ya desbordados por el mismo. Toda la ciudad sufre los múltiples daños de la turistificación y hay que poner coto a este proceso en toda la ciudad.

En la ordenanza el Ayuntamiento se encomendaba la tarea de identificar y cerrar los pisos que estaban fuera de la normativa. Creemos que era una función establecida en la buena dirección. Pero los recursos destinados a esta tarea, sin embargo, no han sido suficientes en absoluto. Sólo gracias a la aportación de vecinas y vecinos ha sido posible paralizar varias actividades ilegales.

Al fin y al cabo, a través de la ordenanza de pisos turísticos que ha estado vigente de 2018 a 2021, el Ayuntamiento ha apoyado en todo momento el uso de las viviendas como negocio. Se ha puesto el derecho a la especulación y a hacer negocios por encima del derecho a la vivienda. Y no es cosa de broma en la ciudad donde vivimos una notable emergencia habitacional. Aunque los investigadores que han analizado el caso de Donostia han demostrado[1] que la oferta de pisos turísticos provoca un incremento en los precios del alquiler.

En todo este triste recorrido no se ha admitido ningún debate. No se hizo caso a las alegaciones que la Asociación Parte Zaharrean Bizi y la plataforma Stop Desahucios realizaron en el proceso de creación de la ordenanza. No se ha ofrecido la posibilidad de tener en cuenta las opiniones y vivencias de las y los donostiarras. Todo lo han hecho de forma unilateral, urgente y a escondidas, porque saben bien que hay debate y que las personas que piensan que la turistificación de la ciudad ha llegado demasiado lejos no son pocas.

Ojalá lo ocurrido hasta ahora sirva para evitar errores y tomar mejores decisiones. Queremos dirigir unos mensajes, para empezar, al Ayuntamiento:

Ahora tenemos una oportunidad. Han manifestado públicamente su intención de reproducir la normativa de la ordenanza anulada en el Plan General. No tiene por qué ser así. Creemos que hay que establecer una normativa que sirva para limitar y reducir los pisos turísticos. Hay que establecer un marco que abra la puerta para llevar esta práctica a la desaparición.

En este tema (y en todos los relacionados con la turistificación) nos parece imprescindible un cambio de actitud. Si no se actúa con transparencia y se ofrecen posibilidades de participación en los procesos de toma de decisiones, no hay garantías de que se responda al interés general de la ciudadanía. Los intereses de unos pocos pueden condicionar la vida de nuestra ciudad y de sus vecinas y vecinos.

La interrupción del turismo y las debilidades que la emergencia sanitaria ha puesto de manifiesto son una oportunidad para repensar y readecuar el modelo de ciudad. Es hora de un cambio de rumbo. El rumbo hacia el decrecimiento turístico se nos presenta más necesario que nunca para responder a los retos que nos plantea el futuro.

Por otro lado, también queremos transmitir algunos mensajes a las y los donostiarras:

Alquilar viviendas como pisos turísticos supone encarecer el alquiler de quienes necesitan viviendas para vivir; provoca la turistificación de la ciudad, la expulsión de las y los donostiarras de la ciudad y el desmantelamiento de las relaciones comunitarias. No aceptemos esta práctica. No legitimemos si alguien de nuestro entorno toma ese camino. Donostia no está en venta.

Organicémonos con nuestras vecinas y vecinos. Cerremos las puertas a la implantación de pisos turísticos en nuestros edificios. En cada uno de los portales, si así lo desea la mayoría de los propietarios, se puede prohibir por ley la instalación de pisos turísticos en el edificio. Habla en la comunidad de vecinos, infórmate de las normas y de cómo tomar estas decisiones y démos el paso.

Afrontemos la emergencia de la vivienda. El de los pisos turísticos no es más que una pequeña rama de un problema mucho más amplio. La problemática de la vivienda es muy variada: las personas sin hogar, alquileres caros, desahucios, fondos buitre, expulsados de Donostia… Pero hay un montón de personas y grupos organizados para responder a estos temas: asociaciones de vecinos, Stop Deshaucios, el Sindicato de Inquilinas, Saretxe, los afectados por Azora, Alokairu, la oficina de Okupación, Unámonos y empujemos juntos hasta conseguir que se respete el derecho a la vivienda en Donostia.


[1] Aitziber Etxezarreta-Etxarri, Julen Izagirre-Olaizola, Jon Morandeira-Arca & Imanol Mozo Carollo (2020) Urban touristification in Spanish cities: consequences for the rental-housing sector in San Sebastian, Economic Research-Ekonomska Istraživanja, 33:1, 1294-1310, DOI: 10.1080/1331677X.2020.1755878