El jueves 27 de marzo a las 19:00, acompáñanos en la presentación del libro Verano sin vacaciones y Las hijas de la Costa del Sol, de Ana Geranios.
Un encuentro para reflexionar sobre la turistificación en la Costa del Sol y sus impactos en las condiciones de vida y trabajo.
No te pierdas esta conversación imprescindible sobre una realidad que nos toca de cerca. ¡Te esperamos!
Presentación y coloquio del libro Verano sin vacaciones. Las hijas de la Costa del Sol con Ana Geranios
Jueves 27 de marzo. 19:00 En la librería Hontza.
Verano sin vacaciones, las hijas de la costa del sol.
Sobre la turistificación, condiciones de vida y trabajo que se da en la Costa del Sol.
¿Cómo sería un mundo sin hostelería? ¿Es posible pensar en una sociedad en la que ninguna persona tuviera que servir ni ser servida, donde las bandejas no tuvieran ninguna utilidad? Este libro no va de eso. Es justo lo contrario: el análisis de un sector económico que se enriquece gracias al trabajo de quienes se dedican a servir a un público que puede permitírselo.
Verano sin vacaciones es el diario de una trabajadora del sector hostelero de la costa malagueña; un relato al que se suma Las hijas de la Costa del Sol, un ensayo situado que nos interpela como turistas, pero también nos hace comprender qué hay detrás de una industria que descansa sobre la explotación laboral, el servilismo político y la voracidad ecológica.
El leitmotiv es hacernos preguntas, dialogar, pensar, compartir; imaginarnos, ahora sí, cómo sería un mundo sin hostelería.
Ana Geranios
1988, Algeciras. Nace, crece y vive en Andalucía. Es una persona corriente: se viste por las mañanas, desayuna, hace cosas, descansa. Le gustan mucho las flores y detesta el abuso de poder en cualquiera de sus manifestaciones. Bueno, más bien, detesta el poder, así, a secas. Si no existiera el poder y las relaciones atravesadas por este —piensa—, todas seríamos libres.
POR LA TRANSFORMACIÓN SOCIOECONÓMICA DE LOS TERRITORIOS TURISTIZADOS
Barcelona, 25, 26 y 27 de abril
Después de algunos años sin encontrarnos presencialmente, los días 25, 26 y 27 de abril desde la red SET (Sur de Europa contra la Turistización) celebraremos en Barcelona estas jornadas, abiertas a todo el mundo, en las que trataremos diferentes aspectos de los procesos de turistización y trabajaremos en nuevas formas de hacerle frente mediante la argumentación y la movilización.
Hace años que en la red SET nos articulamos diferentes movimientos anti-turistización del sur de Europa, intercambiamos y compartimos análisis y estrategias y nos movilizamos de forma coordinada (por ejemplo, con motivo del Día Mundial del Turismo).
Queremos recoger el capital político y de las movilizaciones multitudinarias del pasado verano en territorios como Canarias, Mallorca, Cantabria o Barcelona, analizar los motivos y consecuencias, reforzar la red para consolidar la voz de los territorios del Sur de Europa contra la Turistización, compartir todo ello con la gente de los barrios de Barcelona y generar nuevas y más fuertes formas.
El programa incluirá una mesa redonda, talleres sobre nuevas formas de movilización, estrategias de distracción del sector turístico, movilidad, vivienda, trabajo y crisis ambiental, así como un espacio de reflexión sobre decrecimiento turístico y reconversión productiva en territorios turistizados. Cerraremos las jornadas con una movilización simbólica.
Ya tenemos confirmada la presencia de compañeras de Bilbo (Bilbo Bihotzean y SOS Alde Zaharra), Canarias (Asamblea por el Reparto de la Riqueza), Cantabria (Cantabria No Se Vende), Donostia (Bizilagunekin), Ibiza (Cambiamos el Rumbo Ibiza y Formentera), Genova Lisboa), Mallorca (Menos Turismo Más Vida), Marseille (XR Marseille), Napoli (SET Napoli), Palermo (APRO), Venezia (OCIO), Pirineo (Pirineo vivo), Barcelona (ABDT).
Si tú también quieres estar, puedes inscribirte aquí.
PROGRAMA
Viernes 25 de abril 16.30h Apertura, inscripciones y presentación 17h Mesa redonda de movimientos con representantes de 6 territorios 18.30h Taller: nuevas formas de movilización contra la turistización, con Soluèvements de la Terre
Sábado 26 de abril 9.30h Apertura e inscripciones 10h Presentación 10.10h Talleres: Vivienda vs. alojamiento turístico Movilidad en territorios turistizados: escala global y local, con Zeroport y Stop Cruceros 12.15h Talleres: Crisis ecológica y turistización Contra las ‘nuevas’ estrategias de distracción proturísticas Estrategias de lucha laboral en el sector turístico, con Kellys Catalunya y Frente Común 14h Comida popular vegana 16h Plenaria: regreso de los talleres de la mañana y debate sobre sus resultados 17.30h Espacio unitario: Medidas de decrecimiento turístico y reconversión productiva en contexto de transición ecosocial, con Coòpolis 20h Espacio lúdico
El debate sobre la tasa o impuesto turístico se prolonga desde hace años, a pesar de que existe un amplio consenso entre las fuerzas políticas con representación institucional sobre su necesidad. Una de las disputas gira en torno a qué institución debería cobrarlo: algunos ayuntamientos (entre ellos, el de Donostia) y el Gobierno Vasco quieren asumir esa responsabilidad. Y ligada a esta disputa, surge otra: a qué se va a destinar lo recaudado.
Algunas fuerzas políticas e instituciones quieren destinar lo recaudado a «fortalecer el sector». Es decir, quieren dedicar presupuesto público a hacer aún más rentable la actividad turística. A pesar de que se trata de una actividad económica que reparte la riqueza generada de manera desigual, apuestan por que quienes ya se benefician sigan enriqueciéndose más. Optan por ignorar los impactos negativos de la turistificación y seguir fomentando el crecimiento turístico.
Otras instituciones afirman que la tasa turística debería servir para «mejorar la ciudad y cubrir los gastos adicionales que genera el turismo». Entendemos que se refieren a los efectos más visibles de la turistificación: suciedad y basura en las calles, saturación de los servicios públicos o aumento del ruido, por ejemplo. Sin embargo, siguen destinando parte del presupuesto público a atraer un turismo que provoca problemas estructurales graves (ferias turísticas, viajes de periodistas financiados, publicidad, captación de macro eventos…). Y, en cualquier caso, lo que se recaudaría no sería suficiente ni para cubrir esos costes superficiales.
El problema es que la implantación del impuesto turístico no pone en cuestión el crecimiento del turismo. La mayoría de las instituciones públicas siguen trabajando para aumentar su peso en nuestro modelo económico. Y quienes han llegado a reconocer algunos daños provocados por la actividad turística, lo que proponen es que nos adaptemos a ellos. Consideran que esos daños han llegado para quedarse y su objetivo es hacer la situación más llevadera para la ciudadanía.
El propio debate sobre la tasa turística es una trampa. Los efectos más graves de la turistificación son estructurales y suponen riesgos sociales, económicos, ecológicos y culturales muy serios. Por tanto, las intervenciones también deberían ser estructurales. Mientras no se apueste por frenar el crecimiento del turismo, mientras se quiera garantizar a toda costa las ganancias de quienes se enriquecen perjudicando a la mayoría, no habrá solución al problema.
Así, podemos afirmar que el debate sobre la tasa turística forma parte de una estrategia comunicativa. Se enfrentan quienes niegan la turistificación con quienes quieren tapar sus efectos más profundos. Pero ambas posturas son simples estrategias para calmar la preocupación y la protesta social.
Desde la plataforma Bizilagunekin de donostiarras por el decrecimiento turístico llamamos a la ciudadanía a no caer en esta operación de maquillaje. Apostamos por un modelo urbano centrado en las condiciones de vida de la población y, para ello, por un proceso de transición que implique un cambio de modelo: diversificación económica, mejora de las condiciones laborales, intervención pública para garantizar el derecho a la vivienda, medidas de protección del patrimonio natural y cultural y un modelo de movilidad sostenible, entre otros. Por tanto, no nos dejemos engañar y organicémonos para analizar con rigor la situación, hacer frente al modelo que se nos impone y poner en marcha una alternativa habitable.
Hace pocos días hemos sabido que Donostia será una de las sedes del Mundial de Fútbol de 2030, edición que organizarán Marruecos, Portugal y España. A pesar de cubrirse con discursos tan banales como «situar la ciudad en el mapa mundial» y «acercar el espectáculo deportivo de primer orden a la ciudadanía», desde el punto de vista de la industria turística, los macro eventos deportivos son una enorme oportunidad para el negocio. Desde las instituciones públicas han promovido que Donostia sea la sede del mundial de 2030 en beneficio de la industria turística y de los negocios de especulación inmobiliaria. Esa es la razón de fondo detrás de la candidatura de Donostia: el beneficio económico de unos pocos. Y quienes desde las instituciones públicas quieren presentarnos el nombramiento de Donostia como un logro colectivo de la ciudad gobiernan al servicio de esos negocios privado. Estamos, por tanto, ante otro dispositivo que intensificará la turistificación donostiarra. Así pues, podemos prever que el haber atraído este macro evento acarreará consecuencias nefastas para la mayoría de donostiarras: empeoramiento de la emergencia habitacional, crecimiento de la actividad turística, mercantilización del espacio urbano, desarrollo de infraestructuras de transporte insostenibles y medidas securócratas que condicionarán la vida de la población local.
Es más necesario que nunca subrayar el impacto negativo que tendrá en la vida de la ciudadanía lo que se pretende contar como acontecimiento deportivo histórico. Nos viene un nuevo ataque a las condiciones de vida de las y donostiarras, que viene a sumarse al proceso de turistificación y al modelo de ciudad insostenible que hemos padecido en los últimos años, pero el golpe puede ser de una envergadura nunca vista antes. Que la ciudad sea sede del Mundial de Fútbol activará todos los mecanismos para llenar el bolsillo de unos pocos. Por un lado, supondrá un incremento aún mayor del número de visitantes, que ya ha experimentado un crecimiento espectacular en los últimos años. En segundo lugar, provocará un aumento y activación de las infraestructura y recursos para la acogida y gestión de turistas, tanto privados como públicos. Y eso dará aún más centralidad a la actividad turística en el modelo económico y en la vida social de la ciudad. En tercer lugar, se pondrá en marcha una estrategia pública y privada de promoción turística envuelta en los valores del deporte y el marketing del espectáculo. Entre tanto, bajo la excusa de este evento, los responsables institucionales que gobiernan a su servicio darán por justificadas todas las facilidades de recursos, presupuestos e infraestructuras públicas a la industria turística. En resumen, se van a poner los recursos de la ciudad en beneficio del sector turístico, y está claro que en eso las y los donostiarras vamos a salir perdiendo.
A modo de ejemplo, la Federación Internacional de Fútbol (FIFA), en su informe publicado en noviembre de 2024 analizando la candidatura de Marruecos, Portugal y España, señalaba que el número de plazas de alojamiento en Donostia no será suficiente para dar cabida al número de visitantes que el Mundial de Fútbol prevé atraer. Los organizadores calculan que los hoteles, hostales, etc. de Donostia se verán desbordados. Mencionaban como solución o elemento tranquilizador que Biarritz o Baiona están cerca para sustentar el desbordamiento de Donostia; y que además hay que tener en cuenta recursos como Airbnb para entender la capacidad de la ciudad. La solución que se nos plantea es desbordar la capacidad de las infraestructuras turísticas de Donostia, Donostialdea y el litoral de Iparralde, que ya padecen una emergencia habitacional totalmente golpeados por la turistificación, y destinar el parque residencial al negocio turístico. En cuanto a la movilidad, en el mismo informe la FIFA señalaba que el acontecimiento requiere la puesta en marcha de planes especiales para la gestión del tráfico por influencia de zonas residenciales y comerciales en torno a eventos deportivos. Es por todo esto que podemos prever el colapso, la ocupación generalizada del espacio urbano y las dificultades para la vida cotidiana. 6 años antes de que se celebre el Mundial, la organización prevé una masificación y saturación de nuestros territorios ya afectados por graves problemas de turistificación; y los irresponsables gestores de las instituciones públicas han estado trabajando a favor de este nombramiento.
Las y los donostiarras estamos siendo atacados. Se están promoviendo y organizando actividades que perjudican nuestras condiciones de vida desde las instituciones públicas, desde algunos medios de comunicación y desde quienes se enriquecen tanto con el turismo como con la especulación inmobiliaria. Que se juegue el Mundial de 2030 en Donostia es un nuevo ataque a la mayoría de la población donostiarra. Los problemas evidentes de la ciudad exigen reorientar la centralidad hacia otras actividades y sectores que no sean el turismo. La emergencia habitacional y la turistificación exigen el cese de toda estrategia de promoción internacional. Pero quienes hablan de gobernar las consecuencias del turismo siguen en plena ofensiva a favor del crecimiento turístico. Los graves problemas que vivimos en nuestras vidas y en nuestra piel no han caído del cielo. Algunos se están enriqueciendo con la puesta en venta de la ciudad y atacando los modos de vida de las y los donostiarras y siguen impulsando estrategias de turistificación mientras realizan demostraciones de hipocresía. No nos van a engañar. Los impulsores de la turistificación nos han demostrado en los últimos años que la mayoría de la ciudadanía no les importa. Juegan en el otro equipo, contra nosotros.
Es urgente encauzar Donostia hacia el decrecimiento turístico y cambiar el modelo de ciudad para poner en el centro las necesidades de las y los donostiarras. Hacemos un llamamiento a organizarnos y luchar contra la precarización que supone la turistificación para nuestras vidas. No vamos a celebrar ningún gol en contra. ¡Decrecimiento turístico ahora!
Este verano también han aumentado las entradas de visitantes, las pernoctaciones y los precios medios diarios. Otro verano batiendo récords en el incesante crecimiento que celebra la industria turística. Las y los donostiarras, sin embargo, poco tenemos que celebrar. El turismo que para unos pocos es la gallina de los huevos de oro es para la mayoría un modelo económico que nos ahoga.
En los barrios más turísticos las calles masificadas, el ruido, la basura, el declive del comercio y la inhabitabilidad son evidentes. Pero más allá de eso, los efectos de la turistificación, más profundos de lo que se ve a simple vista, llegan a toda la ciudad y ponen en peligro a nivel estructural Donostia y las vidas de sus habitantes.
Vivimos una emergencia habitacional y estamos siendo expulsados de la ciudad
El sector económico que ofrece condiciones laborales precarias se está comiendo todas las demás actividades, desequilibrando el modelo económico
Se da una mercantilización de la cultura porque se trata como un simple elemento de atracción de inversiones y turismo.
La marginación del euskera y de los vascoparlantes se acentúa cuando se da prioridad a los turistas y lenguas llegadas de fuera.
El espacio público se diseña y moldea para fomentar el consumo.
Se nos impone un modelo de movilidad basado en coches, vuelos y enormes infraestructuras devastadoras.
Se artificializan entornos naturales rurales de inmenso valor ecológico.
La destrucción del patrimonio histórico y arquitectónico es una constante.
Se daña el comercio local, dificultando su existencia y favoreciendo las grandes cadenas y multinacionales.
Y todo esto supone debilitar las redes comunitarias entre las y los vecinos de la ciudad; las relaciones a nivel de barrio, la dispersión de familias y grupos de amigos, la individualización y el desarraigo.
En Donostia sufrimos especialmente la influencia del turismo de lujo: cada vez se fomenta una oferta turística más exclusiva y cara para atraer a los bolsillos más ricos. Nos dirán que el «turismo de calidad» es la fórmula para evitar la masificación; pero reivindicamos vidas de calidad: derecho a la vivienda, empleos dignos, barrios vivos y oferta cultural y de ocio para todos. Queremos vivir en una ciudad económica y socialmente justa.
Porque ya hace tiempo que las y los donostiarras hemos levantado la voz, a los responsables institucionales les resulta muy difícil hacer como que no escuchan. Tras una década apretando el acelerador de la turistificación; después de ofrecer favores y facilidades continuos a especuladores y explotadores, hemos llegado al momento de la hipocresía. Ahora los que gobiernan a favor de los negocios privados fingen ser sensatos. El tamaño de las visitas guiadas, la tasa turística o nimiedades similares no son suficientes. Tenemos que transformar el modelo de ciudad por la vía del decrecimiento turístico para poner en el centro las condiciones de vida de sus habitantes.
Este es un año especial. El movimiento contra la turistificación ha estado más vivo que nunca. En varias ciudades y territorios hemos salido a la calle para denunciar las graves consecuencias de la turistificación. El mensaje es claro: el crecimiento de este modelo turístico ha superado todos los límites y, frente a ello, es imprescindible tomar medidas a favor del decrecimiento turístico.
Hay que reducir los pisos turísticos hasta hacerlos desaparecer por completo. Las medidas a favor del alquiler público y social y la limitación de precios deben implantarse cuanto antes.
Además de garantizar las buenas condiciones laborales en la actualidad en el sector turístico, hay que reequilibrar el modelo económico facilitando la reorientación de empresas y trabajadores hacia otros sectores.
Hay que atajar la promoción turística que se hace a través del presupuesto público y todas las políticas realizadas en beneficio de los negocios turísticos. 0 euros al crecimiento turístico. 0 favores a los turistificadores.
Hay que dejar de ver la cultura como mero objeto de consumo y atracción, para reforzar las redes locales de creación.
Hay que priorizar el uso del euskera en todos los ámbitos de la sociedad.
Las calles deben ser un espacio de relación, de encuentro, de juego, de paseo, de descanso y de comodidad para la vida cotidiana
Hay que reforzar el amplio tejido asociativo de la ciudad, dar facilidades a sus vecinos que se organizan desde y para el pueblo para realizar actividades sociales, culturales, de ocio y comunitarias. Ese es el tesoro, el corazón y el motor de Donostia
Porque estamos en peligro, es el momento de poner coto a quienes se enriquecen causando daño a las donostiarras. Mientras pasa el tiempo, se hace más difícil salir de esta grave situación.
No queremos terminar sin mencionar lo que ha pasado con las Cenas Solidarias. Es un crudo ejemplo del modelo de ciudad elitista y excluyente. La ejemplar red ciudadana organizada para la solidaridad está siendo atacada. No hay Donostia bella o ciudad de la que sentirse orgulloso en el mundo mientras tengamos entre nosotros exclusión, hambre y miseria. La convivencia entre las y los donostiarras sólo se puede construir sobre unas condiciones de vida dignas de todos. No queremos dejar a nadie atrás y no lo vamos a hacer. Os animamos a participar en Kaleko Afari Solidarioak y otras iniciativas solidarias. Y también queremos hacer un llamamiento a responder ante el clasismo, el racismo y el fascismo.
Sólo la organización y la lucha popular pueden traer un cambio de modelo de ciudad. Hacemos un llamamiento a las y los donostiarras para que se activen, se organicen y sigan luchando.
En defensa de nuestras vidas y de nuestra ciudad ¡decrecimiento turístico ahora!
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El verano ha terminado y es momento de hacer balance de las cifras turísticas. En Donostia, según datos publicados por EUSTAT, en julio y agosto de 2024 han aumentado las entradas de visitantes, las pernoctaciones y los precios medios diarios. Otro verano rompiendo records, en este crecimiento continuo que celebra la industria turística.
Las donostiarras, sin embargo, poco tenemos que celebrar. Porque esta industria que para unos pocos es la gallina de los huevos de oro, para la mayoría no es más que el modelo económico que nos ahoga. Más allá de la masificación de las calles de los barrios más turísticos, el encarecimiento de la vida, la expulsión de los vecinos, la elitización del ocio, la vulneración del derecho a la vivienda etcétera son problemas estructurales invisibles a primera vista, extendidos por todos los barrios. Toda la ciudad está turistificada y estos son problemas relacionados a ello.
En Donostia sufrimos especialmente el impacto del turismo de lujo: cada vez se fomenta una oferta turística más exclusiva y cara con el fin de atraer a los bolsillos más adinerados. Nos dirán que el “turismo de calidad» es la fórmula para evitar la masificación, pero nosotras reivindicamos vidas de calidad: derecho a la vivienda, empleos dignos, barrios vivos y oferta cultural y de ocio para todo el mundo. Queremos vivir en una ciudad económica y socialmente justa.
Este es un año especial. El movimiento contra la turistificación ha estado más vivo que nunca. Hemos visto numerosas movilizaciones a lo largo del Estado Español. Aquí y allá hemos salido a la calle para denunciar las consecuencias de la turistificación. El mensaje es claro: el crecimiento de este modelo turístico ha traspasado todos los límites y, ante esto, es imprescindible tomar medidas hacia el decrecimiento turístico.
El 27 de septiembre es el Día Internacional del Turismo y eso es lo que celebran quienes se enriquecen a costa de nuestras vidas. En Donostia, aprovechamos este día para anunciar la iniciativa Octubre contra la turistificación. Durante octubre llevaremos a cabo un programa de actividades para aglutinar fuerzas por el decrecimiento turístico mediante la reflexión, el humor, el debate y la reivindicación. La iniciativa culminará con una manifestación que saldrá el 27 de octubre, a las 12:00 horas, desde Alderdi Eder.
Es el momento de poner límite a quienes se enriquecen con la turistificación y están causando daños a las y los donostiarras. Solo la organización y la lucha popular puede provocar un cambio de modelo de ciudad antes de que sea demasiado tarde. Hacemos un llamamiento a las y los donostiarras a participar en el Octubre contra la Turistificación.
En defensa de nuestras vidas y de nuestra ciudad, ¡decrecimiento turístico ahora!
El viernes 27 de septiembre, la industría turística y parte de las Administraciones Públicas de todo el mundo celebran el Día Mundial del Turismo. Escuchamos una vez más discursos triunfalistas repletos de greenwashing y de términos vaciados de significado cuando acompañan a la palabra turismo: sostenible, responsable, empático, etc. Discursos que niegan, minimizan o ignoran activamente la denuncia de los impactos sociales, ambientales y climáticos de la actividad turística. Este año, además, ONU Turismo ha tenido el atrevimiento de escoger para el 27S el tema “Turismo y Paz”: un discurso forzado, construido en torno a las supuestas bonanzas del turismo como garante de vidas de calidad, quando a menudo explota los conflitcos bélicos de la misma manera en que lo explota todo, incluso la paz. La coincidencia del Dia Mundial del Turismo con la huelga general convocada en solidaridad con Palestina y contra el genocidio del Estado de Israel tan sólo hace más evidente esta obscena contradicción.
Pero, un año más, también diferentes territorios del Sur de Europa denunciamos todos estos impactos y, mediante movilizaciones o acciones simbólicas, hacemos propuestas de cambio en el modelo económico, sean de control del sector, decrecimiento turístico, diversificación de la economía, etc.
No se puede seguir negando los impactos de la actividad turística en el acceso a la vivienda, la precarización laboral, la contaminación ambiental y la destrucción de ecosistemas, la desaparición de comercio necesario para la vida cotidiana, la sobrecarga de servicios públicos, la masificación del espacio y el transporte públicos, etc.
Cada vez somos más, y más fuertes, los territorios que nos movilizamos contra los procesos de turistificación, en esta fecha y en otras. Este año, a la red Sur de Europa contra la Turistificación (SET) se suma el nacimiento de Ciudades y Pueblos para Vivir, una alianza de muchos de los territorios que han celebrado movilizaciones multitudinarias contra la turistificación, y cuyo manifiesto fundacional también suscribimos desde la red SET. Además de esta jornada de acciones coordinadas, estamos trabajamos en fechas conjuntas para grandes movilizaciones, encuentros de nuestras organizaciones, estrategias compartidas, etc.
Como se dijo hasta la extenuación en las mencionadas movilizaciones, nuestros territorios tienen límites, y el planeta también; la explotación turística los está superando y los territorios nos organizamos para detener y revertir estos procesos.
Diversas organizaciones sociales, ecologistas y sindicales, y medio centenar de plataformas contra la turistificación de toda la geografía española se han agrupado en la plataforma Ciudades y Pueblos para Vivir, un movimiento que busca acabar con los impactos sociales y ambientales nocivos del turismo.
Coincidiendo con el 27 de septiembre, Día Internacional del Turismo, desde este movimiento contra la turistificación y la precarización de la vida se anuncia, para este otoño, una marea de movilizaciones en todo el territorio.
Desde el año 1980, cada 27 de septiembre se celebra el Día Internacional del Turismo. Si en el pasado esta jornada sirvió para reivindicar los beneficios económicos, sociales o culturales del turismo, medio siglo después solo podemos tomarla como una oportunidad para denunciar los excesos de un sector fuera de control, cuyo crecimiento se ha vuelto contraproducente y destructivo. Una industria que para seguir prosperando destroza espacios de alto valor natural, expulsa a los vecinos y vecinas de sus casas y sus barrios, se apropia del espacio público que es de todas y todos, y convierte el patrimonio de nuestras ciudades en el negocio privado de una élite de privilegiados: grandes propietarios, turoperadores e inversores internacionales.
Todos estos perjuicios que causa la sobreexplotación turística de los territorios es denunciada por Ciudades y Pueblos para Vivir, un movimiento que busca acabar con los impactos sociales y ambientales nocivos del turismo, como parte de un modelo socioeconómico depredador e inviable. Este movimiento está conformado ya en su inicio por diversas organizaciones sociales, ecologistas, sindicales y medio centenar de plataformas contra la turistificación de toda la geografía española.
“En el día de hoy escucharemos a distintos agentes sociales y medios de comunicación felicitarse por las cifras de turistas que cada año rompen nuevos récords. Pero a esas voces, en particular a los políticos y representantes públicos responsables de la situación que ahora padecemos, debemos decirles que la industria turística, tal y como funciona hoy en día, ya no es la fuente de riqueza social y cultural de la que hablaba la ONU en el año 1980, y que por el contrario se ha convertido en un factor de deterioro y empobrecimiento general para nuestras comunidades”, declaran desde el movimiento Ciudades y Pueblos para Vivir.
Desde este movimiento declaran inaceptable un modelo turístico que precariza, explota y expulsa a la vecindad, a la vez que depreda los recursos naturales y el medio ambiente. Y recalcan que las vecinas y vecinos tienen derecho a decidir el modelo de ciudades y pueblos que quieren, donde prevalezca la vida digna de las personas, las relaciones comunitarias saludables y los entornos sanos y seguros.
El impacto de la turistificación en la vivienda es uno de los efectos negativos del turismo más denunciado por las plataformas, las cuales insisten en que la proliferación de viviendas de uso turístico repercute gravemente en el derecho a una vivienda asequible. Por eso, exigen la declaración de zonas tensionadas, el cierre de todas las VUT ilegales y una moratoria a nuevos permisos de apertura.
Igualmente, denuncian que el turismo se sustenta en la precarización y explotación de los y las trabajadoras. En este sentido, exigen medidas para el fin de la economía sumergida, salarios justos, la no externalización de servicios (como el de las camareras de piso), el reconocimiento de las enfermedades profesionales, la renovación de los convenios colectivos conforme al aumento real de la inflación y el derecho a la vivienda de los profesionales de la hostelería.
Desde Ciudades y Pueblos para Vivir hacen un llamamiento urgente a promover un turismo sostenible que permita diversificar la economía hacia actividades productivas respetuosas con la vida de la vecindad trabajadora y del entorno en que habitan. Apuestan por que el modelo turístico asuma la senda del decrecimiento y renuncie a unas prácticas que contaminan, derrochan, esquilman recursos y deterioran el medio ambiente. Se oponen, además, a la ampliación innecesaria de infraestructuras, como aeropuertos y puertos, así como a la llegada continua y desregulada de cruceros, que contribuyen de manera importante a la contaminación de nuestros territorios y a la crisis climática.
Además, insisten en que sólo mediante un diálogo activo con la ciudadanía y una acción política decidida podremos recuperar esa fuente de prosperidad y desarrollo que en el pasado fue el turismo. “Tenemos el desafío de desarrollar nuevas formas de habitar los pueblos y las ciudades, formas que nazcan de lo común, para enfrentar la opacidad y la abstracción que son intrínsecas al mundo de las finanzas. Hasta cumplir ese objetivo no tendremos nada que celebrar. Mientras tanto, seguiremos luchando por las ciudades y pueblos que soñamos y merecemos”.
Desde la plataforma Bizilagunekin apoyamos el movimiento contra la turistificación Ciudades y Pueblos para Vivir y denunciamos los perjuicios que causa la sobreexplotación turística en Donostia.
Para concluir, desde Ciudades y Pueblos para Vivir recalcan que el capital sin alma que destruye la vida en pueblos y ciudades es el mismo que hace negocio con las guerras, sin importarle lo más mínimo la muerte de inocentes. Por ello, en este día quieren mostrar su solidaridad y cercanía con el pueblo de Palestina. Se suman así a todos los colectivos que hoy claman por un alto el fuego, por una paz justa en Oriente Próximo, por el cumplimiento de la legislación internacional y por el fin del comercio con el estado terrorista y genocida de Israel.