Bizilagunekin es la cara ‘b’ del turismo en San Sebastián. La plataforma guerrera que encuentra más males que virtudes en un sector económico que gana peso. Hablamos con uno de sus miembros
Bizilagunekin nació antes del verano de 2018 y como reacción al crecimiento turístico producido desde 2016. ¿Quiénes están detrás de este movimiento en Donostia?
Bizilagunekin es la plataforma de donostiarras preocupadas por el modelo de turismo. Entre 2016 y 2017 empezó a notarse y extenderse un debate social importante en la ciudad. Hubo protestas y el debate llegó a todas las casas, cuadrillas y familias.
A finales de verano de 2017 hubo unas jornadas para pensar sobre el turismo. Podemos situar el origen de Bizilagunekin en esas jornadas. Algunas de las personas que nos conocimos allí decidimos seguir en contacto y meses después, en abril de 2018, nació la plataforma.
Somos gente de distintos barrios, distintas edades, cada cual con su ideología y con diferentes trayectorias en cuanto a participación en movimientos sociales.
¿Cuáles son los principales daños del actual modelo de turismo desde su punto de vista?
El primero, sin duda, el impacto que tiene en el precio de la vivienda. Es la principal causa de un proceso de expulsión de jóvenes que estamos viviendo en la ciudad. Esto es muy nocivo para la vida de los barrios y las relaciones vecinales.
El foco de las instituciones públicas y los poderes económicos está puesto en atraer a turistas e inversores a la ciudad. Se quiere construir una marca ciudad y se está dando un proceso acelerado en esa dirección que está pasando como una apisonadora por encima de las opiniones y los modos de vida locales. No hay debate sobre los temas claves de la ciudad: vivienda, infraestructuras, modelo económico, espacio público…
Vamos hacia un modelo económico en el que el turismo tiene cada vez más peso. ¿Cuándo y dónde hemos decidido eso? El turismo masivo trae grandes beneficios a corto plazo para una minoría, pero grandes desastres sociales, económicos, ecológicos y culturales para la mayoría de habitantes de los territorios que lo reciben.
Han realizado varias denuncias concretas durante 2019. ¿Cuáles han sido?
Hemos denunciado la conversión de varios edificios de la Iglesia en alojamientos turísticos, hemos colaborado con los vecinos de Ulia contra el proyecto de macro-hotel, hemos trabajado con la plataforma Heriz denunciando las molestias de un hostal en el Antiguo, hemos participado en la creación de Donostia Defendatuz para pedir una política urbanística participativa y sostenible, hemos protestado contra el rodaje de Woody Allen como estrategia de promoción turística, hemos pedido la protección de las isla Santa Clara ante el riego que supone el proyecto artístico previsto, hemos dado un toque de atención sobre la relación entre turistificación y la revitalización del euskera, hemos denunciado el proceso brutal de turistificación que afecta a la Parte Vieja y las políticas de excepción que se aplican en este barrio, hemos subrayado la relación entre turismo y emergencia climática y además hemos dado muchas charlas y participado en mesas redondas y tertulias.
Antes de este verano lanzaron ustedes 16 propuestas de cara al control turístico con bastante eco en los medios. ¿Cuál es la situación seis meses después?
Las instituciones, a día de hoy, no tienen ninguna intención de poner rumbo al decrecimiento turístico. Es por eso que no asumen ninguna de las medidas propuestas.
Creemos que el decrecimiento turístico es el rumbo más sensato que se puede plantear hoy en día en Donostia. Todas las autoridades públicas y agentes de la industria turística disfrazan bajo el concepto de “turismo sostenible” su voluntad de que esta actividad continúe creciendo y su peso en la economía y la política de la ciudad sea cada vez mayor.
¿Cómo ven la situación respecto al volumen de los hoteles?
Se han concedido 35 licencias de hotel en 4 años. No podemos valorar el total de plazas de hotel disponibles hoy en día en la ciudad porque no han publicado los datos de este año. Se han detectado muchas irregularidades en estas licencias (como el caso de un hotel de Gros que ha funcionado irregularmente 3 años). También hay casos de graves alteraciones de la convivencia vecinal como el caso del hostal del Paseo de Heriz.
La apuesta por los hoteles es la apuesta por el monocultivo turístico. ¿Esa es la ciudad que queremos?, ¿podemos hablar tranquilamente de ello o nos vamos a ir enterando de lo que nos depara el futuro por los medios y siempre en referencia a hechos consumados?
¿Les preocupan las viviendas turísticas en la misma media?
Las viviendas son para vivir, no para hacer negocio. El derecho a una vivienda digna es un derecho reconocido pero no se le tiene ningún respeto en la práctica. Hace mucho que el acceso a la vivienda es uno de los principales problemas sociales de Donostia. Pero al mismo tiempo la especulación inmobiliaria es uno de los mayores negocios de la ciudad.
En Donostia las viviendas turísticas ya estaban reguladas antes de 2018. La mayoría de los apartamentos turísticos que operaban en la ciudad se encontraban fuera de esa regulación. La nueva ordenanza legalizó cientos de esas viviendas. Nos han intentado colar la nueva ordenanza como una medida de contención. Creemos que hay que parar las licencias, poner un límite e ir cerrando progresivamente las viviendas turísticas.
Se está produciendo una concentración empresarial en el mundo de la hostelería de la Parte Vieja. ¿Les preocupa este punto?
Al glorificar las bondades del turismo se nos habla de que trae riqueza a mucha gente en la ciudad. Quisieran que relacionáramos esa idea con el típico bar familiar que ha ido funcionando de generación en generación, trabajando duro y artesanalmente. La cuestión es que esto es cada vez menos frecuente. Unos pocos grupos empresariales (grandes inversores locales e internacionales) se han hecho con muchos establecimientos de la Parte Vieja. Esos son los principales beneficiados de la turistificación de Donostia y la transformación de un barrio en un parque temático del pintxo. Al mismo tiempo los contratos basura, los pagos en negro y las condiciones de trabajo precarias campan a sus anchas en el sector.
Bizilagunekin forma parte de un movimiento SetNet del sur de Europa. ¿Es comparable la situación de Donostia con la de otras ciudades del sur de Europa o tiene sus particularidades?
La red SET es la red de ciudades del sur de Europa ante la turistificación. Participamos en la red desde su creación en 2018. Hay grupos de algunas de las ciudades donde la turistificación es más flagrante como Venecia, Barcelona, Palma o Lisboa, y otras donde ha saltado la preocupación al verse inmersos en procesos que les llevan hacia esas consecuencias (Sevilla, Oporto o Donostia, por ejemplo). La red es muy válida para intercambiar conocimiento y experiencias. Estamos en constante contacto y organizamos una acción conjunta cada 27 de septiembre, día internacional del turismo.
Cada zona afectada por la turistificación es diferente. Algunas son grandes metrópolis, otras son islas, en algunas los cruceros son el gran caballo de batalla, en otras el turismo de discoteca… Pero hay muchos elementos comunes. El proceso que se está dando en Donostia es una turistificación “de manual”.
¿Se sienten ustedes comprendidos por la ciudadanía de Donostia o se consideran un movimiento minoritario?, ¿les apoyan más en determinadas zonas?
Han tratado de ridiculizar y criminalizar cualquier iniciativa que se ha interpuesto en el camino del crecimiento ilimitado de turismo en la ciudad. Han dicho de nosotros que odiamos a los turistas (turismofobia), han negado la existencia de ningún problema en la ciudad pero visto que ya no cuela han tenido que ir reculando. Ahora todo es sostenible, responsable, equilibrado… Tienen que disfrazar lo que realmente hacen.
Nosotros queremos un debate abierto, transparente y honesto sobre el modelo de turismo y el modelo de ciudad. Creemos que estamos ayudando a fomentarlo y poniendo sobre la mesa temas que preocupan a la mayoría aunque haya quien quisiera que pasaran de puntillas.
Somos cada vez más y estamos tejiendo una red a nivel de ciudad.
¿Han logrado sentarse con autoridades forales o municipales para expresar sus reivindicaciones o no buscan ese encuentro?
Nuestros primer objetivo es crear un debate abierto y acumular fuerzas en favor de otro modelo de ciudad. Creemos que esa es la manera de influir en las políticas públicas.
Hay un grave problema de transparencia y de participación. Nos informan y nos dejan hablar en temas menores y anecdóticos mientras nos tienen a ciegas en las grandes apuestas de la ciudad. La rigen con una estrategia de hechos consumados y después se dedican a gestionar como buenamente pueden las críticas y el debate.
La pasada semana se manifestaron ustedes en Amara…
Han abierto un nuevo hotel en el barrio en un edificio que era de propiedad pública hasta hace poco. Se ha presentado como un hotel enfocado a la comunidad LGTBIQ+. Un grupo de vecinos del barrio y la asamblea Transbollomarika de Donostia se pusieron en contacto con Bizilagunekin. En la concentración participamos la plataforma Harro, la asociación de vecinos Parte Zaharrean Bizi, la plataforma Heriz y Bizilagunekin.